Ford anunció recientemente que, ya en 2023, dotará a sus automóviles 100% eléctricos de una nueva tecnología de baterías basada en una composición química diferente a la que utiliza actualmente. Se trata de pilas LFP (siglas de litio-ferrofosfato) que, si bien es cierto que ofrecen un voltaje inferior y una menor densidad energética respecto a las tradicionales, cuentan con muchas más ventajas que inconvenientes. El primero modelo que las equipe será el Mustang Mach-E.
En esencia, los acumuladores energéticos LFP son baterías que, como las habituales, tienen una base de sales de litio, pero también fundamentan su funcionamiento en el fosfato de hierro. Son más seguras, pues disponen de una estabilidad térmica superior, y su degradación es más lenta, por lo que su ciclo de vida es más largo. A cambio, no soportan demasiado bien el frío extremo ni pueden almacenar tanta energía como las habituales NMC (níquel, manganeso y cobalto) a igualdad de tamaño. En su comunicado, la firma del óvalo asegura lo contrario, pero esta información es poco rigurosa.
Sin embargo, lo que más le interesa a Ford de estas nuevas pilas para sus coches BEV es que no precisan de tantos materiales para su construcción, entre los que se hallan varios minerales muy escasos y caros, pero cada vez más demandados por el sector. De este modo, la marca norteamericana pretende reducir sus costes de fabricación, ser más competitiva en cuanto al precio de sus vehículos y convertirse en una compañía un poco más independiente desde un punto de vista industrial y logístico.
Esta empresa dice que va a invertir más de 3.000 millones de euros en la edificación de una planta de baterías LFP en Míchigan (Estados Unidos) como parte de su estrategia de impulso al desarrollo de la movilidad eléctrica que, como todas, pretende liderar en el medio plazo. Iniciará su actividad dentro de tres años y se traducirá, previsiblemente, en un Ford Mustang Mach-E más barato o que genere mayores beneficios en las cuentas de resultados de la corporación. No será su único producto con baterías LFP en el futuro, aunque no cabría esperar que sea el tipo de pila que empleen sus coches con plataforma MEB de Volkswagen.
“La diversificación y el emplazamiento de la cadena de suministro de baterías de Ford en las regiones en las que fabrica automóviles eléctricos mejorará la disponibilidad y la asequibilidad para los clientes, al tiempo que reforzará la demanda de los consumidores. La multinacional trabaja para alcanzar una producción anual de 600.000 unidades BEV en todo el mundo a finales de este año y de 2 millones a finales de 2026”, afirman.
Fuente – Ford
Fuente de éste artículo: Eléctricos – Actualidad Motor
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