Siempre se ha dicho que un coche tradicional consume proporcionalmente más en ciudad debido al uso de las marchas cortas y de los acelerones bruscos. En el caso del vehículo eléctrico, aquí ocurre exactamente lo contrario, ya que gastan mucho menos dentro de las localidades que en carretera, donde tienen que mantener velocidades sostenidas.
Pero, ¿qué interrogantes tenemos con este tipo de vehículos? La verdad que suelen haber varios, por eso vamos a responderte a cuatro preguntas clave sobre la batería que monta tu coche eléctrico, como veremos en las siguientes líneas.
Primeramente, aquí es claro mencionar que depende del caso, pero sobre todo de cómo se utiliza el coche, la frecuencia de uso, las temperaturas a las que se lo expone o la cantidad de ciclos de carga. En el caso de los más modernos, gracias a las intensas pruebas a las que están sometidos a las baterías, se suele asegurar un mínimo de 160.000 kilómetros u 8 años de garantía de vida útil.
En cuanto a cómo alargar esa vida útil, las baterías tienen una clave que reside en mantener el vehículo eléctrico en las mejores condiciones posibles. Por lo tanto, es aconsejable minimizar el número de cargas rápidas, porque así evitamos que la temperatura de la batería suba mucho. Sostener su estado de carga entre el 40% y el 80% también ayuda a prolongar su vida útil más allá de los criterios de garantía mínimos.
En los vehículos eléctricos, una vez alcanzados los 160.000 km o transcurridos 8 años, el estado de salud de la batería se encuentra alrededor del 80% de su capacidad. Esto implica que en el uso cotidiano del coche podemos experimentar una reducción de su autonomía y, por tanto, de la distancia que podemos recorrer con él tras una carga.
Pero no quiere decir que esa batería no tenga más utilidad, ya que ese 80% de capacidad puede emplearse en otras aplicaciones que requieran menos exigencia de potencia, como por ejemplo el almacenamiento estático de energía. Esta nueva función garantiza que una misma batería pueda ser reutilizada y alargar así su vida.
La respuesta está en la capacidad de almacenamiento energético, como podemos observar. Esto es, sobre todo, por las tecnologías que contamos en cada uno de los dos vehículos. En el eléctrico, al no disponer de un motor de combustión como en el híbrido, necesitamos que la batería tenga más capacidad para desplazarnos la misma distancia.
Esto se traduce en un aumento de las celdas, donde la batería de un híbrido tiene alrededor de 100 celdas, mientras que la de un eléctrico reúne cerca de 300.
Teniendo en cuenta que la batería de un coche eléctrico medio ofrece una media de entre 300 y 400 kilómetros de autonomía, y que en España se recorre unos 240 kilómetros semanales de media, con una recarga a la semana sería suficiente.
Con este dato se rompe el mito de tener que estar recargando el coche constantemente, a no ser que hablemos de un híbrido enchufable. En este caso sí lo deberíamos de recargar casi a diario, ya que hablamos de que en nuestro país se recorre una media diaria de 34 kilómetros y los modelos PHEV ofrecen unos 50 kilómetros de autonomía 100% eléctrica.
Fuente de éste artículo: Eléctricos – Actualidad Motor
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