¿A dónde va a parar la batería usada de tu coche eléctrico? Este es su proceso

19 de septiembre de 2023
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El coche eléctrico (y el híbrido) se está moviendo al alza en nuestro país, y con ellos su batería. Una realidad que ha mostrado porque sean muchos los entusiastas de la automoción los que hayan ido en su busca.

De todas formas, es importante saber, también, que lo que se sabe de las baterías y su vida útil aún no es del todo relevante. De todos modos, ¿sabes a dónde van a parar las baterías usadas de nuestro coche eléctrico? ¿Qué se hace con ellas?

Ninguna batería del coche eléctrico dura para siempre

Es así que los fabricantes ya se preparan para qué hacer con sus baterías una vez ya no sirvan para ellos. Por lo común, los fabricantes estiman que, en el periodo de garantía, una vez que esas baterías llegan a estar por debajo del 70% de su capacidad útil deben ser sustituidas.

O lo que es lo mismo; suponen un considerable peso en el vehículo que las monta (el mismo que cuando podían aportar el 100% de su carga) y, sin embargo, la autonomía que procuran se ve sensiblemente mermada.

Porque no, ninguna batería dura para toda la vida. Las de ion-litio, las más comercializadas, tienen una vida útil de ocho a diez años. Aunque esto depende de factores como el uso del coche, el mantenimiento que reciba, y el modelo o marca a la que pertenezca.

Sus segundas vidas permiten optimizar los sistemas de producción de energías renovables

Con todo, son ciertas marcas (y cada vez más), las que apuestan por reutilizar las baterías antes de reciclarlas para convertidas en acumuladores que sirvan para almacenar energía y regular los picos de suministro y de consumo en espacios públicos o privados.

De hecho, y como explica Iberdrola, las baterías que ya han perdido más de un 60% de su capacidad útil pueden seguir siendo válidas cuando no trabajan de manera individual sino asociadas a otras baterías.

En este caso, se unen formando enormes acumuladores que pueden desempeñar un papel estratégico para almacenar la energía fotovoltaica o eólica producida durante el día y que no llega a utilizarse o incluso para almacenar la de la red eléctrica cuando su precio es más barato y reutilizarla cuando su coste es mayor.

Estas baterías pueden usarse como acumuladores en el hogar. Durante las horas en que la energía es más barata pueden recargarse y suministrarla para las necesidades de cualquier vivienda cuando sea necesario, así como convertirse en una reserva de energía ante posibles apagones o caídas de tensión. Nissan lleva años dando este uso en Japón y Estados Unidos a las baterías usadas de la primera generación del Leaf, una aplicación que ya estudian muchas otras marcas. Estos acumuladores permiten, por ejemplo, que se pueda almacenar la energía solar que generan los paneles del hogar y que pueda ser empleada cuando se necesite.

Pueden usarse también como fuentes de alimentación para bicicletas o motos eléctricas

Las alternativas para un coche eléctrico, o de sus baterías después de su vida útil, son muy interesantes. Una de ellas es la reutilización pues, como decimos, una batería de un coche eléctrico se deteriorará con el paso de muchos años hasta un nivel que pueda hacerla poco funciona, pero esto no significa que no sea perfectamente válida para otros usos.

En términos del tiempo que puede pasar hasta que esto suceda, no podemos obviar el hecho de que Renault, por ejemplo, garantiza sus baterías ante una posible degradación hasta un 80% de su capacidad durante 8 años o 160.000 kilómetros.

Las baterías en segunda vida permiten optimizar los sistemas de producción de energías renovables. Las fuentes renovables son inagotables, pero no podemos evitar que sean intermitentes, con momentos en los que o no generen electricidad o su generación sea insuficiente (falta de viento, sol, …). El uso de baterías para almacenar electricidad cuando la producción supere la demanda y que puedan suministrar dicha electricidad cuando la demanda exceda a la producción es una de las grandes alternativas para la segunda vida de las baterías.

También se encuentra el reciclado. Ya sabemos de las muchas posibilidades que ofrece el reciclado para las baterías de vehículos eléctricos. Un 90% de los materiales que componen una batería de ion-litio puede llegar a recuperarse y ser empleado en la fabricación de nuevos productos.

Además, el coste medioambiental y económico que supone la extracción o transporte de estas materias primas, metales valiosos como el cobalto, el níquel o el manganeso, se reduce de forma considerable, contribuyendo así a fomentar la sostenibilidad y el cuidado del planeta.

Y por último el reacondicionado. Por desgaste, que una batería no sirva para proporcionar energía a un coche no quiere decir que tampoco sea útil en otros vehículos de menor envergadura. Así, una posible segunda vida que se le puede dar a una batería usada es como fuente de alimentación para bicicletas y motocicletas eléctricas.

Y es que estos medios de transporte requieren de menos potencia que la que necesita un turismo. Estas baterías también pueden instalarse en cocinas móviles, de manera que no requieran generadores o estar conectadas a tomas de corriente para funcionar. Y también en furgones y camiones de refrigeración, para mantener la cadena de frío ininterrumpida sin depender de tener el motor en marcha.

Fuente de éste artículo: Eléctricos – Actualidad Motor

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