El coche de hidrógeno avanza lento y en silencio, pero progresivamente: esto es todo lo que no sabías de él

15 de septiembre de 2023
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¿Conoces la tecnología del coche de hidrógeno? Probablemente sí, pero puede ser que no lo conozcas todo de él. O mejor dicho; puede que hayas conocido algunos aspectos del mismo, pero del que haya otros que desconozcas.

Por ejemplo, que es de las más fiables que podemos tener en la industria de la automoción. No se puede decir que sea una viabilidad 100% para el día de hoy, pero sí que ya se formula como la gran baza para el futuro de los vehículos, partiendo de una tecnología que cuenta con diferentes ventajas, y de la que ya se ve con puntos superiores al actual coche eléctrico.

El coche de hidrógeno, puede ser un actor importante en la automoción

Que emplear pilas de combustible para construir coches eléctricos alimentados por hidrógeno es técnicamente viable es algo que han demostrado una y otra vez, y de forma brillante, todos los prototipos que se han fabricado, así como los modelos que se han comercializado. Por eso puede ser la gran fórmula para contentar al mercado.

Y es que el coche de hidrógeno es un tipo de vehículo considerado de cero emisiones, que funciona mediante una pila de combustible en la que el hidrógeno se oxida para producir la electricidad que le mueve. En el proceso sólo se libera vapor de agua. Ahí, y dependiendo del modelo, existen uno o más motores eléctricos que se encargan del movimiento del coche.

Se espera que en 2030 y solo en España circulen 5.000 vehículos movidos por hidrógeno. Un coche de hidrógeno del que, en silencio, va ganado más adeptos, a pesar de que el gran protagonista está siendo el vehículo 100% eléctrico a baterías. De todos modos, en esta nueva tecnología están puestas muchas de las esperanzas del mundo del motor.

Aún no se ven demasiados modelos porque todavía no están en su máximo

Su principal ventaja es que estos no contaminan, al igual que los modelos a pilas, pero ¿los coches de hidrógeno son una alternativa real? La respuesta es sí, y muy buena, además. Sin embargo, es bastante probable que de momento nos los veas ni en las carreteras ni en las calles, y eso es algo que se hace ver como algo de que todavía no están su máximo.

A pesar de este planteamiento, la oferta comercial en España se reduce, de momento, al Toyota Mirai y al Hyundai Nexo, dos de los vehículos más importantes de su clase. Algo que contrasta con sus ventajas y que nos lleva hasta los retos que deben superar los coches de hidrógeno para competir con los eléctricos en el futuro.

Su lugar en el futuro es casi inmediato: solo hay que ver los planes que atisba la Unión Europea de aquí a pocos años para implementar su desarrollo antes del fin a los motores de combustión (año 2035). Esto ha hecho que sean varios los fabricantes que no solo miren con atención al vehículo electrificado, que también, sino en la posibilidad de afianzar y doblar su apuesta con el que tiene que ver con el de hidrógeno. Hyundai lo hace realmente bien con su Nexo, pero Honda también está dentro de este planteamiento. Y no serán las únicas.

Sus autonomías superiores y emisiones nulas lo hacen ganar por encima de cualquier otro combustible

Con todo, podemos decir que los vehículos de hidrógeno son, sobre el papel, mejores que los eléctricos, porque tampoco contaminan, suelen ofrecer mayor autonomía media y se repostan en tres o cuatro minutos, casi como un modelo de gasolina o diésel tradicional.

Como principales ventajas, los coches de hidrógeno sobresalen por una autonomía de uso superior, un tiempo de repostaje mucho más rápido (cercano al de los modelos de gasolina o diésel) y un peso similar al de vehículos de combustión equivalentes. Y sus emisiones contaminantes son nulas en el ciclo de uso, ya que por el tubo de escape solo emiten vapor de agua.

Asimismo, y las fortalezas del hidrógeno se basan en que es un elemento muy abundante en el planeta cuyo combustible no genera emisiones. Además, puede transportarse y almacenarse a gran escala con relativa facilidad, cosa que no sucede con otras alternativas a la movilidad como es la electromovilidad basada e en las baterías.

Por contra (sí, también ciertos puntos negativos), aquí juega el volumen de los depósitos (el hidrógeno es muy poco denso y, a 700 atmósferas de presión, un kilo ocupa 26 litros), la ausencia de una red de distribución y el coste del propio hidrógeno (con los precios actuales, el kilómetro sale un poco más caro que con la gasolina).

Fuente de éste artículo: Eléctricos – Actualidad Motor

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