
En el universo de la personalización de alto lujo, Rolls Royce vuelve a poner el listón arriba con un Cullinan muy especial y proyectos estelares de la marca. Este encargo, bautizado como Cullinan Cosmos, no se limita a una paleta de colores exclusiva: convierte el habitáculo en un lienzo celeste con un techo que parece extraído de un observatorio. La pieza central del proyecto llega tras un proceso artesanal poco habitual incluso en Goodwood. Un revestimiento estelar completamente pintado a mano que transforma cada desplazamiento en un paseo bajo la Vía Láctea. Por fuera, el SUV luce una pintura perlada Arabescato Pearl inspirada en la luz lunar, una elección sobria que resalta las líneas del Cullinan sin estridencias.
La silueta se subraya con una doble coachline en Charles Blue pintada a mano y el Spirit of Ecstasy iluminado, que cobra protagonismo al caer la noche. Con esta nueva versión del Cullinan los responsables de Rolls Royce demuestran que no solo son una referencia en cuanto a lujo. También lo son a la hora de dar a los clientes todo aquellos que les pidan y más aún, cuando para hacerlo y darle forma no hay límites presupuestarios. Te contamos cuáles son sus secretos porque, aunque este gran SUV de hiper lujo ya es todo un veterano, parece que eso a los clientes a los que se dirige no les importa mucho. Por tanto, mientras llega, y no, su relevo generacional en la casa inglesa están dispuestos a «ordeñarlo» todo lo que sea posible a base de versiones muy especiales y caras…
El interior respira serenidad con una combinación de cuero Charles Blue y Grace White en los asientos reclinables, rematada por costuras de contraste de precisión quirúrgica. La atmósfera se completa con la chapa Piano White, que aporta un brillo técnico y limpio, como superficies pulidas de instrumentación científica. El equipo Bespoke de la empresa ha desarrollado un patrón exclusivo Star Cluster, presente como bordado en los reposacabezas y los paneles de las puertas. El motivo también se interpreta como obra pictórica en la fascia del pasajero, y algunos detalles cosidos combinan azules y amarillos para recrear trazos de inspiración astronómica con un punto artístico.
El corazón de este proyecto es el gran techo. Por primera vez en un Rolls Royce, el Starlight Headliner se ha pintado por completo a mano. Un artista de la casa dedicó más de 160 horas a superponer más de veinte capas pinturas acrílicas utilizando desde pinceles ultra finos hasta uno de maquillaje para crear el efecto de niebla cósmica. Tras el proceso pictórico, se añadieron fibras ópticas perforadas a mano que interactúan con la obra, de modo que la iluminación no solo salpica el techo: acompaña el flujo de la pintura y refuerza la sensación de profundidad, como si el cielo se extendiera más allá del revestimiento.
El contraste entre la tapicería Grace White y los acentos en Charles Blue proporciona una gran luminosidad sin perder sobriedad, mientras que los asientos, con múltiples posiciones eléctricas, mantienen el confort de alta costura propio de la casa inglesa. Los bordados y pinturas en la parrilla no son simples adornos: están integrados como un relato visual coherente que recorre las puertas, los reposacabezas y el salpicadero. En conjunto aportan un toque de exclusividad que nunca habíamos visto.
La idea tomó forma en el Private Office Dubai, donde la familia promotora del proyecto compartió su deseo de capturar la esencia del firmamento en su Rolls Royce. Desde Goodwood explican que el cliente buscaba un recuerdo imborrable para su hogar sobre ruedas, un coche que conectara con la fascinación por el espacio de su hijo pequeño. Phil Fabre de la Grange, responsable de Bespoke en la marca, subraya que este Cullinan es una demostración de la flexibilidad creativa del programa a medida: cuando el encargo lo exige, la firma no solo personaliza, sino que inventa nuevas técnicas para hacerlo posible.
Rolls Royce no ha comunicado el coste de este encargo único, pero la referencia es clara: un Cullinan Series II ya supera, de partida, los 400.000 dólares antes de opciones. Si añadimos el techo pintado a mano, los bordados específicos y el trabajo de taller que suma cientos de horas, la factura se sitúa en el terreno reservado para muy pocos. Este proyecto confirma que no es necesario ir a preparadores externos para destacar. La propia marca dispone de herramientas y oficio para transformar una idea en un objeto rodante singular. En este caso, el resultado está listo para conquistar las avenidas de Dubái con discreción de colores y una mirada firmada en el techo.
El Cullinan Cosmos combina un exterior perlado de inspiración lunar, una cabina serena en Charles Blue y Grace White, y un techo estelar pintado y retroiluminado que requirió más de 160 horas de trabajo. Un ejercicio de Bespoke que lleva la personalización más allá del tapizado y entra en el terreno del arte aplicado a la automóvil premium.
Fuente – Rolls Royce
Imágenes | Rolls Royce
Fuente de este artículo: Lanzamientos – Actualidad Motor
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